Rufinita Cambaceres, era una joven aristócrata hija de
Eugenio Cambaceres un escritor de la década del 1800 y Luisa Baccini, al morir
su padre de Tuberculosis, su madre paso a ser la “favorita” de Hipólito
Yrigoyen (nuestro único Presidente soltero).
Para ese entonces Rufina ya había cumplido catorce años, era
muy agraciada y cantidad de mozos rondaban la antigua casona de Montes de Oca,
sin obtener no obstante sus favores. Ella sabía a quién amaba, con ese silencio
que la caracterizaba.
Corría el año 1902, algunos hablan de 1903…, pero fue el día
31 de mayo en que Rufina cumplía sus diecinueve años, y Luisa había dispuesto
una importante celebración para terminar luego la noche en el Teatro Colón
disfrutando de una función lírica. Tales eran los planes. Sin embargo, el
destino movió los hilos en un sentido diferente.
Según cuentan, ese día del cumpleaños diecinueve de Rufina,
recibió de labios de su amiga íntima una revelación que desencadenaría los
hechos subsiguientes. Pues que el mismísimo novio de la niña mantenía
relaciones con su bella madre, que eran amantes. El impacto que le produjo esta
confidencia ocasionó a Rufina tal lacerante dolor, que su corazón literalmente
se destrozó y le provocó la muerte en el acto.
Uno de los médicos presentes diagnosticó un síncope. Tres
médicos certificaron que Rufina había muerto.
Hipólito Yrigoyen se cuidó de acompañar a Luisa e inhumar
sus restos en la Recoleta.
Sin embargo, esta funesta historia no había acabado aún; el
espanto recién comenzaba.
Un par de días más tarde, el cuidador de la bóveda de los
Cambaceres debió comunicar a Luisa que descubrió abierto y con la tapa quebrada
el féretro de Rufina. El cajón se había movido; y cuando lo abrieron,
encontraron a la joven con el rostro y las manos arañados y amoratados.
Se cuenta que Rufina habría sido víctima de un ataque de
catalepsia y despertó en la oscuridad del sepulcro para rendirse y volver a
morir después de una desconsolada y estéril pelea.
Oficialmente se manifestó que se había tratado de un hurto,
dado que la niña había sido enterrada con sus joyas más lucidas; no obstante, a
Luisa le tocó vivir el resto de su vida remordida por el conocimiento y
certidumbre de que su hija había padecido un ataque de catalepsia por lo que
fue sepultada viva.
Se dice que la joven Rufina, vaga entre las bóvedas por las
noches, llorando por amor con su corazón destrozado…
Fuente: http://www.taringa.net/post/paranormal/16614757/La-Dama-de-Blanco-Recoleta-Leyenda-Urbana.html
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